Ella


Su aroma es de avellanas
y al olerla me oxigeno,
y la huelo y me escapo
me reencuentro, me libero.

Suave y amable al tacto,
como dulce manjar de alma,
como miel en dulce panal.

Brilla como estrella en cielo negro.
La gloria de su luz,
la sabiduría de su oscuridad.

Es mía,
yo soy de Ella,
somos espejo.

Ella se hace posible en mi cuerpo
y me da las alas para volar a su encuentro.

Y el mundo externo no para de girar.
Ruidoso, alborotado y tan superfluo.

De pronto el universo entero se detiene,
cuando Ella estalla como furioso volcán,
y nada más existe, el resto deja de importar.

Quedamos solamente Ella y yo.
Somos vida y muerte al mismo tiempo,
las dos, en un mismo danzar.

Y respiro, renazco y me despierto
¡cuando se desborda Ella mi vientre!
Y la vida, una vez más echa a andar.

Y el bello olor de avellanas
 lo atesoro en mi alma.
Esperando una nueva Luna
en que mi sagrada sangre y yo,
Nos volvamos a encontrar.

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