Y bendito sea nuestro vientre...


Este es el momento justo para empezar a escribir en este espacio, espacio parido de la necesidad de reivindicar nuestro vientre, nuestras trompas (que no son de Falopio, sujeto al que no conozco y al que no le pertenece ninguna célula de mi cuerpo), nuestros ovarios, nuestros óvulos y nuestra sangre; y todo lo maravilloso que con todo esto viene, y todas las sensaciones, poderes y percepciones que nos otorga la bendición divina de nuestro vientre.