El camino que hace un siglo empezaron a labrar mujeres por el reconocimiento como sujetas de Derecho, cuando las ciudades industrializadas para entonces emergían como calderos de luchas obreras buscando un nuevo acomodamiento en igualdad. Como no agradecer a ellas, pensar que en la mayoría de países de América Latina el voto de la mujer se logró hasta hace sólo 50 o 60 años. Mis abuelas que nacieron a principio del siglo pasado debieron esperar y pasar por mucho antes de tener cédula y con ella la libertad y el derecho de elegir, de votar. Cómo no agradecer y enaltecer a tantas millones de mujeres que han bregado por hacer de éste, un mundo más equitativo y justo. Tratando de romper cadenas y atar las agujetas de los niños que van a la escuela. Como no elevar una plegaria al universo por mis hermanas mujeres que de una u otra forma han trazado un camino que ahora yo y mis contemporáneas podemos caminar con más libertad del que les tocó a ellas. Yo las honro a ellas, honro mi linaje, decidí no volver a honrar la fecha.
Hablar del “día de la mujer” me resulta paradójico. Desde que tengo uso de razón ha estado presente, desde el colegio. Recuerdo que los hombres llevaban al colegio una rosa para cada una de nosotras y era maravilloso como el colegio entero se engalanaba y olía rico. En las esquinas todos vendían la rosita y los chocolates. Ya más grande en la universidad, te invitaban a cenar y hasta a bailar! Entendí que los parámetros de la fecha no son otra cosa que lo económico y comercial. Me empecé a cuestionar ¿cómo es que nadie parece recordar que se conmemora un femicidio? ¿Saben lo que es un femicidio? “El ocho de marzo te regalan una rosa, pero basta con que llegue el diez para que te insulten y te conviertan en puta”, escuché alguna vez de una mujer.
Hace un rato salía de la estación del metro y camino a mi casa las vidrieras estallan inundadas con promociones y kits de belleza por “el día de la mujer”. Perfumes, cremas, zapatos, ropa y carteras. Y pensar que cien años antes ellas lo único que exigían era igualdad en los sueldos y en los horarios de trabajo en las fábricas, ahora, cien años después ellas quieren costosos perfumes y carteras de cuero. Como han cambiado los tiempos y con ellos, hasta que punto se han desdibujado las verdaderas necesidades en cuanto a reivindicación de lo femenino se trata. Me planteo entonces que respecto a la igualdad laborar y a la legislación de género, un siglo después, la necesidad es la misma y el consumo es avasallante. Entonces, ¿en que estamos fallando? en el requerimiento seguro y en haber permitido que nuestras necesidades se limiten a un día en específico, a una fecha en el calendario. No se entiende entonces hasta que punto la hipocresía de la sociedad patriarcal nos arrastra y nosotras lo hemos permitido.
Se conmemora “el día de la mujer” como un día nuestro. Pero al mismo tiempo, los días en que sangramos cíclicamente han sido vapuleados y pisoteados constantemente. vendiendo la falaz idea de que “tus días, son días como cualquier otro”, “en tus días, vive como cualquier otro día”, “que en tus días, nada te detenga”, “que no se vea”, “que no te manches la ropa”, “que estás de mal humor”, “que te tomes la pildorita para el cólico”, “vive tus días, como cualquier otro día”, “para que en tus días, te muevas libremente”, “para que ni lo sientas” y toda la sarta de estupideces y mentiras que venden los medios, las grandes multinacionales que producen porquerías químicas para alienarnos y el omnipresente sistema patriarcal.
Me pregunto y le pregunto a mis hermanas: ¿Cuáles son nuestros verdaderos días? ¿Qué ha pasado con nosotras y nuestros verdaderos y sagrados días?
Por que se conmemora una fecha en la que muchas mujeres perecieron luchando por un futuro más nuestro, el que estamos viviendo. Por que nunca podrá quedar de lado su labor y su propósito justo y valedero y todo lo que en el ámbito público y privado han conseguido para todas. Sin embargo, no es éste el “día de la mujer”, quizá si sea el día de la lucha femenina, por ejemplo.
Por que el día de la mujer, en realidad son los días de la mujer, los que con tanto ahínco han intentado hacernos olvidar y desconectar. Por que el verdadero día de la mujer, son los días en los que las mujeres menstruamos, sangramos, danzamos, circulamos. Por que nada puede ser más de una mujer que nuestra sangre y naturaleza salvaje, cíclica. Por que las mujeres celebramos nuestros días con nuestras lunas, una vez por ciclo y no, una vez al año. Por que para nosotras, nuestra fiesta y celebración es mucho, pero mucho más que una fechita en el calendario.
Felices días a quienes están sangrando ésta luna, felices días a quienes estamos por sangrar, felices días a todas nosotras cada vez que sangramos. Felices aquellas hermanas que lucharon, por que también sangraron y danzaron. Por que mi calorcito de útero (entiéndase como “granito de arena”) será de ahora en más felicitar a cuanta hermana mujer me comparta que está sangrado. Ese será un verdadero día de la mujer!
El día en que la humanidad tenga en cuenta, festeje, celebre, valore, respete y vuelva a darle a nuestras lunas rojas el lugar de importancia que milenariamente tuvo; en ése momento estaremos todoas celebrando no sólo el verdadero y trascendente día de mujer sino, día de la humanidad.
El día en que la humanidad tenga en cuenta, festeje, celebre, valore, respete y vuelva a darle a nuestras lunas rojas el lugar de importancia que milenariamente tuvo; en ése momento estaremos todoas celebrando no sólo el verdadero y trascendente día de mujer sino, día de la humanidad.
cuanta razón!
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